La Iglesia en Birmania brinda asistencia y atención médica a pacientes con COVID-19, dado que sacerdotes, religiosos y laicos realizan labores de asistencia en el país que registra en los últimos días unos 5.000 nuevos casos diarios de infectados. La Comisión de Salud de la diócesis de Myitkyina, en el norte de Birmania, movilizó a voluntarios católicos en este momento de emergencia. Tal como indicó ‘France 24’, 6 meses después del golpe de Estado en Birmania, el colapso del sistema sanitario se suma al caos político y económico.
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La hermana Ann Rose Nu Tawng, la monja que se arrodilló para detener a los militares y que se convirtió en un icono de la manifestación no violenta, es una de las personas que realizan las pruebas anti-COVID en la clínica que dirigen las religiosas como parte de la asistencia que la Iglesia en Birmania brinda. «Estoy dispuesta a dar mi vida al servicio y cuidado de los necesitados y los que sufren. Rezo intensamente al Señor para que salve y bendiga al pueblo de Myanmar», indicó la religiosa. La diócesis de Myitkyina creó un centro de salud especial para pacientes de COVID, que ofrece atención integral, incluida la administración de oxígeno, a los enfermos y sus familias. El padre Clement, de la diócesis de Keng Tong, aseguró que en Birmania «no basta con que los sacerdotes y las religiosas sean sólo de buen corazón». «Se necesitan sacerdotes y religiosas que se ofrezcan sin reservas, entregándose en nombre de Cristo, para un auténtico servicio a los demás, porque Cristo está presente en el hermano que sufre», precisó el presbítero.
El padre Marcian Thet, párroco de la arquidiócesis de Yangon, abrió en su iglesia un ‘Centro de Salud Parroquial’ dedicado a la Epifanía que proporciona pruebas gratuitas de COVID y primeros auxilios a los enfermos. Actualmente, miles de personas asisten diariamente al lugar que se convirtió en un símbolo del compromiso de la Iglesia con los servicios sanitarios para los necesitados, en el que médicos y enfermeras católicos y no católicos trabajan como voluntarios. Pese a que el suministro de oxígeno a los hospitales está controlado por los militares, cientos de pacientes reciben oxígeno en este centro parroquial, dado que con la ayuda de los donantes, el párroco adquirió adquirir 25 aparatos para suministrar oxígeno a los pacientes. El sacerdote, que ya se recuperó del COVID, lleva adelante su misión pastoral y social de asistir y acompañar a los que sufren con ayuda material y espiritual.
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