HAY UN NOMBRE MÁS EN LA LISTA DE LOS APÓSTOLES.

Por Mario Ortega.

Lc 6, 12-19. Escogió a doce y los nombró apóstoles. 28 octubre, San Simón y San Judas.

Por entonces, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles:

Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

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Hay un nombre más en la lista de los apóstoles

  1. Celebramos hoy a dos de los apóstoles menos conocidos: Simón Zelotes y Judas Tadeo. Para Jesús son todos muy conocidos: los llama a cada uno por su nombre, según escuchamos hoy en el Evangelio. Los llamó por su nombre en ese momento de la elección y los llamó por su nombre otras innumerables veces, todos los días, pues convivían con Él. Simón, buenos días, Judas, ¿cómo te encuentras; Pedro, ayúdame con estas cajas; Santiago, has estado muy bien hoy en tu misión
  2. Qué maravilla escuchar a Jesús pronunciar el nombre de cada uno. Su trato es tan personal, tan cercano, tan humano… Por eso, en esa lista de los apóstoles, si te metes de lleno en el Evangelio, escucharás un nombre más: el tuyo. Jesús te llama y te conoce, te muestra su confianza, no eres para Él un desconocido, ni uno más del montón. Eres… ―puntos suspensivos, pon tu nombre aquí―.
  3. Y llamándonos por nuestro nombre, todo cambia. Nos recuerda con ello que nos conoce bien. No se le olvida nuestro nombre, ni nuestras preocupaciones, alegrías, temores, capacidades, fragilidades, esperanzas… Toda nuestra persona, nuestra vida y nuestra historia va incluida en ese nombre mío pronunciado con amor por Jesús.

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