Francisco aprobó una serie de modificaciones para simplificar y adaptar el rito de los funerales de los pontífices. La Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice publicó las variaciones, recopiladas en la segunda editio typica del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, libro litúrgico por el Papa en abril pasado. Las variaciones sustituyen lo aprobado en 1998 por Juan Pablo II, que se utilizó en los funerales de ese Pontífice en 2005 y en 2023, con algunas variaciones, en el de Benedicto XVI.
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Afirmó que la constatación de la muerte del Pontífice ya no se realizará en la habitación del difunto, sino en la capilla. El cambio hace referencia a la denominada «primera estación». Sobre la «segunda estación», Francisco suprime el primer traslado al Palacio Apostólico, decreta la disposición inmediata en el ataúd y que la veneración de los fieles se realice con el cuerpo del Pontífice ya dentro del ataúd abierto y sin catafalco. Estableció que el féretro deberá cerrarse la víspera de la Misa exequial y con un único traslado a San Pedro.
Eliminó los tradicionales 3 féretros de ciprés, plomo y roble, en lo que respecta a la «tercera estación». Dispuso que el cuerpo del Papa fallecido debe ser depositado en un ataúd de madera con uno interior hecho de zinc. Confirmó la posibilidad de que pueda ser enterrado fuera del Vaticano. Cabe recordar que el Papa Francisco desea que sus restos mortales descansen en la Basílica de Santa María Mayor y no en San Pedro.
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