Francisco exhortó a «profundizar en la preparación espiritual» de los novios en camino al Matrimonio, tras reiterar que el matrimonio cristiano «es el sacramento del hacerse don, el uno para el otro, del hombre y la mujer», en la audiencia general que realizó el miércoles 23 de octubre, en la que se refirió a los dones que el Espíritu Santo concede a los cónyuges que lo invocan, haciendo de su unión un matrimonio «construido sobre roca».
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Indicó que el Espíritu Santo es quien «sigue realizando, en el plano espiritual», el milagro que Jesús realizó en las Bodas de Caná, es decir, «cambiar el agua de la costumbre en una nueva alegría de estar juntos». «No es una ilusión piadosa: es lo que el Espíritu Santo hizo en tantos matrimonios, cuando los esposos se decidieron a invocarlo». «No estaría mal, por tanto, si, junto a la información de orden jurídico, psicológico y moral que se da en la preparación de los novios al matrimonio, se profundizara en esta preparación espiritual», animó el Papa.
Sostuvo que la pareja humana es, por tanto, «la primera y más básica realización de la comunión de amor que es la Trinidad». «Los cónyuges también deben formar una primera persona del plural, un ‘nosotros’. Estar el uno ante el otro como un ‘yo’ y un ‘tú’, y estar ante el resto del mundo, incluidos los hijos, como un ‘nosotros’. Qué hermoso es oír a una madre decir a sus hijos: ‘Tu padre y yo…’. ¡Cuánto necesitan los hijos esta unidad de los padres y cuánto sufren cuando falta! Cuánto sufren los hijos de los padres que se separan, cuánto sufren», lamentó.
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