Francisco: «Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador»

El Papa animó en este tiempo cuaresmal, con la contrición del corazón, a suplicar como el publicano, en la homilía de la celebración penitencial que presidió como parte de la iniciativa ’24 Horas para el Señor’. «En este acto de arrepentimiento y confianza, nos abriremos a la alegría del don más grande, que es la misericordia de Dios», precisó.

El Papa Francisco exhortó a repetir «durante unos instantes, con el corazón arrepentido y lleno de confianza: Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador», en la homilía de la celebración penitencial que presidió como parte de la iniciativa ’24 Horas para el Señor’, en la parroquia romana de Santa María de las Gracias, el viernes 17 de marzo. El Papa reflexionó sobre la parábola del fariseo y del publicano, en el que el primero reza erguido en el templo, orgulloso de sí mismo y mostrándose triunfante, mientras que el segundo se mantiene lejos, avergonzado de su comportamiento.

 

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El Pontífice animó en este tiempo cuaresmal, con la contrición del corazón, a suplicar como el publicano. «Repitamos durante unos instantes, con el corazón arrepentido y lleno de confianza: Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador. En este acto de arrepentimiento y confianza, nos abriremos a la alegría del don más grande, que es la misericordia de Dios», sostuvo. «Cuando me olvido de ti o te descuido, cuando antepongo mis propias palabras y las del mundo a tu Palabra, cuando presumo de ser justo y desprecio a los otros, cuando critico a los demás: Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador… Por mis pecados ocultos, por el mal que he causado a los demás sin darme cuenta, por el bien que podría haber hecho y no hice: Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador», aseguró.

«Hagamos hoy un examen de conciencia, porque tanto el fariseo como el publicano habitan en nuestro interior. Cuando nos confesamos nos ponemos en el fondo, como el publicano, para reconocer también nosotros la distancia que nos separa entre lo que Dios ha soñado para nuestra vida y lo que realmente somos cada día», afirmó. Posteriormente, el Papa y varios sacerdotes impartieron a los fieles el sacramento de la Reconciliación, mientras se llevaba a cabo la Adoración Eucarística que incluyó la recitación de salmos en los que se pide la misericordia de Dios. Al finalizar la ceremonia penitencial, el Pontífice se retiró de la iglesia en su silla de ruedas. ’24 horas para el Señor’ nació en 2014 por iniciativa de Francisco para que los fieles de todo el mundo se acerquen al sacramento de la Confesión durante Cuaresma.

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