Francisco consagra Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María

El Papa presidió el acto de consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en la basílica de San Pedro, durante la celebración penitencial. «En unión con los obispos y los fieles del mundo, deseo solemnemente llevar al Corazón Inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso», indicó.

Francisco consagra Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en la basílica de San Pedro, en el marco de la celebración penitencial —una iniciativa de Cuaresma en la que el Pontífice también se confesó—, el viernes 25 de marzo, en la solemnidad de la Anunciación del Señor. El acto de consagración, que fue repetido por el cardenal Konrad Krajewski en el santuario de Fátima y al que se sumaron los religiosos y fieles de todo el mundo, ocurre un mes después de la invasión rusa a Ucrania. El Pontífice aceptó la solicitud que el 2 de marzo pasado le hicieron los obispos católicos de rito latino de Ucrania de consagrar públicamente ambos países.

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Precisó, en la homilía de la ceremonia penitencial a la que asistieron unas 2.000 personas, que «en estos días siguen entrando en nuestras casas noticias e imágenes de muerte, mientras las bombas destruyen las casas de tantos de nuestros hermanos y hermanas ucranianos indefensos». «La guerra atroz que se abatió sobre muchos y hace sufrir a todos, provoca en cada uno miedo y aflicción. Nosotros solos no logramos resolver las contradicciones de la historia, y ni siquiera las de nuestro corazón. Necesitamos la fuerza sabia y apacible de Dios, que es el Espíritu Santo. Necesitamos el Espíritu de amor que disuelve el odio, apaga el rencor, extingue la avidez y nos despierta de la indiferencia. Es necesario obtener del perdón de Dios la fuerza del amor, ese mismo Espíritu que descendió sobre María», aseguró el Pontífice, tras sostener que «si queremos que el mundo cambie, primero debe cambiar nuestro corazón; para que esto suceda, dejemos hoy que la Virgen nos tome de la mano».

«Dios cambió la historia llamando a la puerta del Corazón de María. Y hoy también nosotros, renovados por el perdón de Dios, llamemos a la puerta de ese Corazón. En unión con los obispos y los fieles del mundo, deseo solemnemente llevar al Corazón Inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre», ratificó el Papa Francisco que consagra Rusia y Ucrania a María. El Pontífice enfatizó que este gesto no es una fórmula mágica, sino un acto espiritual que refleja «la plena confianza de los hijos que, en la tribulación de esta guerra cruel e insensata que amenaza al mundo, recurren a la Madre, entregándose totalmente a Ella».

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