Francisco animó a que «aprovechemos esta Cuaresma para luchar contra nuestra soberbia», al presidir la audiencia general del miércoles 6 de marzo en la que continuó sus catequesis sobre los vicios y las virtudes y reflexionar sobre la soberbia. El Papa indicó que no pudo el discurso debido a que se encuentra resfriado y lo hizo un sacerdote en su lugar.
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El Pontífice consideró que detrás del mal de la soberbia está «la absurda pretensión de ser como Dios». Explicó que esta arruina las relaciones humanas, envenena ese «sentimiento de fraternidad» que debería unirnos a todos. «La salvación pasa por la humildad, verdadero remedio para todo acto de soberbia. En el ‘Magnificat María’ canta a Dios que dispersa con su poder a los soberbios en los pensamientos enfermos de sus corazones», aseguró.
«Es inútil robarle algo a Dios, como esperan hacer los soberbios, porque al final Él quiere regalarnos todo. Por eso el Apóstol Santiago, a su comunidad herida por luchas intestinas originadas en el orgullo, escribe: Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes les da su gracia (St 4,6). Por tanto, queridos hermanos, aprovechemos esta Cuaresma para luchar contra nuestra soberbia», animó el Papa.
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