ESTE ES EL CORDERO DE DIOS.

Por Mario Ortega.

Jn 1, 29-34. Este es el Cordero de Dios. 3 de enero. Feria de la II semana de Navidad

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:

«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije:  Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».

Y Juan dio testimonio diciendo:

«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

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Este Niño es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo

  1. El Evangelio de hoy nos muestra a Juan el Bautista diciendo de Jesús: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Leemos esta proclamación en tiempo de Navidad, contemplando al recién nacido en el belén entre las ovejas de los pastores que han acudido a adorarlo. Este Niño es el Cordero de Dios, que ha venido a quitar el pecado del mundo. Quitarlo no como el que quita una cosa de un sitio para ponerla en otro, sino cargarse el pecado a sus espaldas. Quitárnoslo de nuestra alma para cargarlo él.
  2. Cargarse el pecado. También en el sentido vulgar de esta expresión, cargarse una cosa: romperla, destruirla. Recordándonos estas palabras del Bautista, que repetimos todos los días en la Misa antes del comulgar Este es el Cordero de Dios… la Iglesia quiere que descubramos el motivo redentor de la encarnación y el nacimiento de Jesús. Él ha venido a quitarnos el pecado del mundo. El que ahora reposa en el pesebre es el que está llamado a entregar su espíritu en la cruz. Y es también el mismo Cordero degollado que San Juan contempló en la visión del Apocalipsis como Juez de vivos y muertos. El hilo que une pesebre, cruz y gloria pasando por toda la vida oculta y pública de Jesús, su muerte y resurrección, y ese hilo no es otro que su amor infinito, misericordioso.
  3. El cordero es la pequeña oveja que transmite inocencia, ternura, sencillez, blancura… Es la imagen que corresponde al Niño Jesús. Adorando a este Cordero, entregándole nuestra vida pecadora, Él se convertirá en el Pastor que me salva recogiéndome y cargándome sobre sus hombros.

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