ESFORZAOS EN ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA.

Por Mario Ortega.

Lc 13, 22-30. Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Miércoles semana XXX del TO

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:

-Señor, ¿serán pocos los que se salven?

Jesús les dijo:

-Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: «Señor, ábrenos» y él os replicará: «No sé quiénes sois». Entonces comenzaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas». Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados». Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.

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  1. El Señor, hoy, responde a la pregunta de los apóstoles sobre si serán muchos los que se salven diciéndoles: esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Ahora que con la pandemia nos hemos acostumbrado a que se nos señalen bien las puertas por donde debemos acceder a un lugar y otra distinta para salir de él, Jesús también nos señala la puerta de la salvación, nos dice que es estrecha y que hay que esforzarse para ello.
  2. Esta puerta siendo estrecha, nos abre al camino de la vida. Es la puerta de los mandamientos, de las bienaventuranzas, de la abnegación, de la lucha contra el pecado y el crecimiento en las virtudes. Esta puerta, mirada sólo su estrechez, no tiene ningún atractivo. Nos dan miedo las puertas y los caminos estrechos que parece se van a oscurecer y nos van a aplastar… ¿Esa puerta estrecha nos da miedo? Acudamos a otro momento en que nos dice Jesús (Jn 10, 9): Yo soy la puerta: el que por Mí entra, será salvado; y entrará y saldrá, y hallará pastos.
  3. La fe en Cristo nos revela que esa puerta estrecha es el mismo Jesús. ¿quién va a tener miedo entonces? Hay que esforzarse sí, pero si descubrimos que la puerta es el mismo Jesús, el amor a Él nos ayudará a superar toda renuncia y esfuerzo. El camino de la abnegación cristiana no es simplemente una puerta estrecha. Es el mismo Jesús que no permitirá que la estrechura de la puerta nos aplaste, sino que al pasar por ella se ensanche precisamente nuestro corazón.

ESFORZAOS EN ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA.

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