Las autoridades encarcelan a Rizieq Shihab, el controvertido líder islamista del Frente de Defensores Islámicos (FPI), en Indonesia por incumplir restricciones de la pandemia. Shihab comenzó el domingo 13 de diciembre su detención de 20 días por violar los protocolos sanitarios contra el COVID-19. La detención del líder islamista, tras ser excusado de cargos más graves, se produjo en un clima de tensión tras la muerte de 6 de sus seguidores en un presunto tiroteo con la policía.
Las acusaciones alarman a un sector de la opinión pública, que considera a los miembros de la FPI como vigilantes de la moral y no una milicia fuertemente armada. Los grupos que abogan por los derechos humanos creen que el FPI es una formación extremista. Sin embargo, los activistas consideran que el asesinato de los seis miembros de la organización islamista es una operación «extrajudicial». Shihab fue el paladín de la «guerra» del frente radical contra el ex gobernador cristiano de Yakarta, Basuki «Ahok» Tjahaja Purnama. Pasó los últimos 3 años y medio en Arabia Saudí, en un exilio autoimpuesto tras ser acusado de pornografía y de atentar contra la Pancasila, los 5 principios filosóficos que fundamentan la unidad nacional indonesia.
Al regresar a Indonesia a comienzos de noviembre, fue recibido por una inmensa multitud, y luego asistió a la boda de su hija donde —según las autoridades— no se respetaron las normas de prevención contra el coronavirus. Los abogados del líder islamista dijeron que su defendido rechaza las acusaciones por considerarlas excesivas. Incluso, el Consejo de los Ulemas de Indonesia cuestionó el arresto de Shihab y precisó que muchos funcionarios del Estado también violaron las normas referidas a las asambleas públicas. El 9 de diciembre pasado, se celebraron elecciones locales en 270 regiones, lo que aumentó el riesgo de contagio. Para muchos grupos islámicos, el tratamiento reservado a Shihab podría provocar «inquietud» en la población.
Puede interesarle: Islamistas asesinan a una familia cristiana en Indonesia.