EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE A UNA RED.
Por Mario Ortega.
Mt 13, 47-53. El Reino de los cielos se parece a una red. Jueves de la semana 17 del TO
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. ¿Han entendido todo esto?» Ellos le contestaron: «Sí». Entonces él les dijo: «Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas».
Y cuando acabó de decir estas parábolas, Jesús se marchó de allí.
El Reino de los cielos se parece a una red
Muchos de los oyentes de Jesús, en la región de Galilea, eran pescadores, como también varios de los mismos apóstoles del Señor. No podía faltar una parábola que ellos entendieran bien, una imagen del Reino de los cielos vinculada a este oficio del mar. Así dice Jesús: El Reino de los cielos es como una red que echan los pescadores y recoge toda clase de peces.
Una red. Ese entramado de cuerdas y nudos con el que conseguimos arrastrar hacia la superficie de las aguas el pescado. Actualmente, la palabra red podemos entenderla primariamente en clave informática y, curiosamente, conservar la parábola un significado semejante. La red o las redes informáticas, con las que se navega por internet. Navegar, otro término marinero.
Los apóstoles, denominados por Jesús pescadores de hombres, estamos llamados a echar también estas redes tecnológicas y desear con ello que sean muchas las personas que conozcan a Jesucristo, que sean salvados por Él. Su red libera, no atrapa; salva, no esclaviza; da vida, no mata. Las redes cambian, pero el Reino de los cielos siguen pareciéndose a ellas. Tomémoslas y echémoslas al mar de este mundo con mucha fe y con mucho ánimo, porque es Jesús mismo el que desea una pesca abundante. No nos conformemos con poco. Él ha venido a dar su vida por muchos.
EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE A UNA RED.