EL MÁS PEQUEÑO DE VOSOTROS ES EL MÁS IMPORTANTE.

Por Mario Ortega.

Lc 9, 46-50. El más pequeño de vosotros es el más importante. Lunes semana XXVI del TO

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
-El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.
Juan tomó la palabra y dijo:
-Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.
Jesús le respondió:
-No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro.

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Acoger la sencillez

1. Jesús hoy toma un niño de la mano y dice a sus discípulos: El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. No pretende el Señor que todos nos hagamos maestros de infantil o cuidadores de guardería, claro está. Sino que con este gesto, Jesús quiere que acojamos la actitud de sencillez que representan los niños, que nos alejemos de las complicaciones propias del adulto, esas que nos enredan en un amasijo de preocupaciones, temores, prejuicios, recelos…

2. Un niño vive abierto a las sorpresas que el hoy sabe que le va a deparar, procura disfrutar del juego y de la amistad y busca continuamente su seguridad en los mayores en los que confía. Pues así tenemos que ser nosotros, acogedores cada día de la sencillez del niño, sabiendo que podemos ocuparnos ―y despreocuparnos a la vez― del mañana porque hay un Dios Padre bueno que con su providencia nos sostiene y con su misericordia nos socorre.

3. El camino de hacerse como niños, redescubriendo cada día la sencillez del Evangelio, no es un camino fácil. Preferimos muchas veces quedarnos instalados en nuestras preocupaciones y miserias, con tal de sentirnos señores de nuestra propia vida… Ahí queda, pues, la palabra de Dios que nos ilumina y fortalece: El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado.

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