EL JOVEN RICO.

Por Mario Ortega.

Mt 19, 16-22. El joven rico. Lunes semana XX T. O.

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
–Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno, para obtener la vida eterna?
Jesús le contestó:
–¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno.
Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Él le preguntó:
–¿Cuáles?
Jesús le contestó:
–«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El muchacho le dijo:
–Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?
Jesús le contestó:
–Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

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  • El diálogo de Jesús con el joven rico nos muestra que el hombre no está hecho sólo para cumplir unos mandamientos, sino para amar. Los mandamientos enseñados por Cristo se cumplen en el amor y como el amor no tiene límites, la Ley, que nos pone en camino hacia la vida eterna, nos conduce a una mayor entrega, que se concretará según el modo de vida que Dios quiere para cada uno —vocación—.
  • El camino de los mandamientos, se concreta para los llamados a la vida consagrada en el camino de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, que suponen un seguimiento de Jesús radical, vendiendo —ofreciendo a Dios— realmente todo —bienes materiales, amor conyugal y voluntad propia—. Dar el dinero de la venta a los pobres significa entregarse totalmente a ellos. De esta manera, el alma tendrá un tesoro en el cielo.
  • Y aunque este darlo todo, se hace de forma efectiva en la vida consagrada, todo bautizado, está llamado, en realidad, a dejarlo todo de forma afectiva, es decir, no permitiendo que su corazón se apegue a nada ni a nadie. Sino que tenga sólo a Jesús como su gran tesoro. El darlo todo del Evangelio no nos deja sin nada, sino con Jesús al que seguimos.

EL JOVEN RICO.

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