EL HIJO DEL HOMBRES ES SEÑOR DEL SÁBADO.

Por Mario Ortega.

Mt 12, 1-8. El Hijo del hombre es señor del sábado. Viernes de la semana XV del TO

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.

Los fariseos, al verlo, le dijeron:

«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».

Les replicó:

«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa ‘quiero misericordia y no sacrificio’, no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

El Hijo del hombre es señor del sábado

  1. En el Evangelio de hoy vemos cómo los fariseos se escandalizan de que los discípulos que acompañan a Jesús, arranquen espigas del campo y las coman, siendo sábado. Los preceptos de la Ley se habían multiplicado de tal forma, que llegaban hasta cosas tan nimias e irracionales. El Espíritu de Dios no estaba ya sobre esos preceptos meramente humanos, que ponían el cumplimiento del mismo precepto por encima de Dios mismo.
  2. Jesús se hizo hombre, no para abolir la Ley Mosaica, el Decálogo, los mandamientos; pero sí para llevarlos a su plenitud, purificándolos de toda adherencia meramente humana, que cambia el sentido mismo de la ley y la desvía de su correcta orientación a Dios. Es más, con este episodio de hoy, se nos muestra cómo los preceptos humanos, cuando se les da una importancia que no les corresponde, perjudican al hombre y lo cierran a la gracia de Dios, que es siempre libertad y sentido común.
  3. Jesús, con toda su autoridad de Dios y con toda su paciencia de hombre, les corrige citando algunos antecedentes bíblicos. Por ejemplo, la actitud del Rey David y sus soldados que comieron el pan ofrecido a Dios por una causa justa. Él, Jesús, se presenta así como el justo y auténtico legislador, porque es Dios. Y si el sábado está hecho para glorificar a Dios, Él es el señor del sábado. Con Jesús, ganamos siempre en libertad, porque nos libera de los yugos que nos ponemos los mismos hombres, aunque sea con excusa religiosa.

EL HIJO DEL HOMBRES ES SEÑOR DEL SÁBADO.

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