El Comité de reconciliación nacional de la arquidiócesis de Seúl convocó a la celebración de una Misa que tuvo lugar el pasado jueves 25 a las 10 de la mañana en la catedral de Myeongdong, para conmemorar los 70 años del inicio de la guerra coreana, que estalló un 25 de junio de 1950, con la invasión de Corea del Norte. La Eucaristía estuvo presidida por el cardenal Andrés Soo-jung Yeom, arzobispo de Seúl y Administrador apostólico de Pyongyang, la capital norcoreana. Durante la celebración, el cardenal Yeom expresó su intención de dedicar la diócesis de Pyongyang a Nuestra Señora de Fátima.
Concelebraron 4 obispos auxiliares, junto a numerosos sacerdotes de Seúl, y al sacerdote responsable de los asuntos de la Nunciatura Apostólica. Participaron de la celebración los embajadores de México, El Salvador, Timor Oriental y Filipinas.
La catedral estuvo repleta de fieles, laicos y religiosas, al máximo de su capacidad, que igualmente estuvo limitada por la rigurosa observancia de las medidas sanitarias preventivas por el Covid-19. Antes de ingresar a la catedral, todos debieron pasar por un control de la temperatura, llevando una mascarilla, y luego permanecer sentados a una distancia de cuando menos un metro entre sí. No hubo cantos, pero el sonido del órgano acompañó la celebración.
En la homilía, por momentos, al cardenal se lo vio hondamente conmovido. En efecto, él es uno de los pocos obispos que vivió la guerra coreana en primera persona, ya que nació en 1943. El cardenal Yeom recordó la extensa lista de muertos entre los soldados de los dos frentes, y la de los civiles del Norte y del Sur (en total, casi 2.000.000), además de la tragedia de los refugiados y la persecución de los cristianos.
«La razón por la que miro atrás –expresó el cardenal– a nuestra historia de 70 años, y siendo que soy uno de los que ha vivido la guerra del 25 de junio de un modo directo, es para pedirles aunar todas las fuerzas y todos los corazones a fin de servir, como sea, a la construcción de nuestra península coreana, de una sociedad en la cual todo el pueblo, tanto del Sur como del Norte, liberado de las ataduras del pasado a través de la purificación de la memoria, viva una vida verdaderamente humana, en la ‘verdadera paz que el Señor nos concede'(cf. Juan 14,27)».
El año pasado, en la asamblea plenaria otoñal, los obispos de Corea decidieron conmemorar el 70º Aniversario del inicio de la Guerra de Corea a nivel diocesano, y no a nivel de conferencia episcopal, el 25 de junio del 2020. Es por ello que la arquidiócesis de Seúl celebró la Santa Misa de un modo sencillo, en una atmósfera cuyo sello distintivo fue la solidaridad internacional.
Por gracia de Dios, hemos podido conmemorar adecuadamente esta jornada realmente histórica para Corea. El cardenal Yeom, con su homilía y con su declaración sobre la dedicación a la Virgen de Fátima de la diócesis de Pyongyang, que sufre persecuciones aún cuando carezca de visibilidad, exhortó a los fieles a una renovación espiritual, y a la nueva evangelización en la península coreana.