La dictadura sandinista sigue con la persecución sistemática de la Iglesia en Nicaragua, tal como ocurrió recientemente después que las autoridades impidieron a un sacerdote regresar al país tras un viaje que había hecho a República Dominicana y arrestaron a otro que animó a rezar por el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez.
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El padre Mauricio Valdivia Prado, rector del Colegio Calasanz de Managua, no pudo reingresar a su país tras un viaje a República Dominicana. El año pasado, el régimen de Daniel Ortega había suspendido la residencia de otros 2 sacerdotes escolapios, que debieron emigrar. El padre Mauricio es el quinto religioso al que le niegan la entrada al país desde agosto pasado.
Las autoridades también detuvieron al padre Osman Amador Guillén, que fue director de Caritas Estelí, sede bajo la tutela del encarcelado obispo Álvarez. Fuentes anónimas precisaron que Guillén «fue sacado por policías antimotines de la catedral» local y se cree que fue trasladado a Managua. Recientemente en una Misa dijo «viva la Iglesia católica y viva monseñor Rolando Álvarez».
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