CUANDO SE LLEVEN AL NOVIO, ENTONCES AYUNARÁN.

Por Mario Ortega.

Lc 5,33-39. Cuando se lleven al novio, entonces ayunarán. Viernes de la sem XXII del TO

En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los letrados:
-Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio los tuyos, a comer y a beber.
Jesús les contestó:
-¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.
Y añadió esta comparación:
-Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque revientan los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: «Está bueno el añejo».

📣  Síganos en Telegram

✅  Síganos en el canal de WhatsApp

🖐🏽 Colabore con Verdad en Libertad

📫 Suscríbase al boletín de VenL

AYUNANDO POR LA AUSENCIA, FESTEJANDO POR LA PRESENCIA

1. Los fariseos vuelven al ataque y cuestionan la actitud de los discípulos de Jesús, que comen y beben, mientras que los discípulos de Juan Bautista y ellos mismos, los fariseos, ayunaban y oraban. La respuesta del Señor es enigmática. ¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.

2. Jesús está indicando el verdadero sentido del ayuno, es decir, la penitencia, la mortificación, que sirven para mantenerse preparados durante la ausencia del Salvador esperado. Ayunar, mortificarse, es el antídoto del que espera para no caer en la relajación y la pereza que nos pueden llevar a olvidar a Dios, a olvidar su venida. Mientras que cuando se hace presente el deseado, como el novio en una boda, ese ayuno deja paso a la fiesta y al gozo. Así, los apóstoles vivían la presencia de Jesús y disfrutaban de la bondad del mundo que él ha venido a salvar.

3. Los cristianos hemos de vivir gozosos porque Jesús está vivo y resucitado, compartimos las alegrías del mundo por ello, en su justo orden: festejamos, reímos y vivimos con la alegría propia de quien se sabe en camino hacia la salvación final. Pero precisamente porque aún esperamos contemplar a Jesús cara a cara y mientras tanto sentimos su ausencia, también ayunamos y hacemos penitencia, para no decaer durante la espera.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí