Los habitantes de los barrios cristianos de Damasco, capital de Siria, protestaron en las calles, el martes 23 de diciembre, tras la publicación en redes sociales de un video en el que unos combatientes encapuchados incendiaban el árbol de Navidad de Suqaylabiyah, de mayoría cristiana, cerca de Hama. Los manifestantes se reunieron para evidenciar su descontento y temor 2 semanas después de que una coalición armada encabezada por islamistas derrocara al presidente Bashar al Asad.
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«Exigimos los derechos de los cristianos», indicaron los manifestantes mientras marchaban en las calles de Damasco hacia la sede del Patriarcado Ortodoxo de Antioquía, la mayor confesión cristiana del país, en el barrio de Bab Charqi. «Vinimos porque hay mucho sectarismo e injusticia contra los cristianos, bajo el pretexto de que son ‘casos aislados’», declaró Georges, un manifestante. «Si no se nos permite vivir nuestra fe cristiana en nuestro país, entonces ya no pertenecemos aquí», denunció.
Algunos de los manifestantes portaban cruces de madera, otros ondeaban la bandera siria de la independencia con tres estrellas, adoptada por las nuevas autoridades. La quema del árbol en Suqaylabiyah fue interpretada como un acto simbólico cargado de significado, especialmente para las comunidades cristianas que ven en estas agresiones una amenaza directa a su identidad cultural y religiosa.
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