La parroquia de Saint-Éloi en Burdeos fue atacada durante la noche del 14 al 15 de diciembre pasado. La primera iglesia gótica de Guyena fue señalada durante la comitiva de la asamblea general feminista en Gironda la semana anterior, y unos días después, la sacristía fue asaltada, la caja de ofrendas de las velas fue abierta a la fuerza y su contenido fue robado, al igual que la caja fuerte de la capilla.
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El párroco Grégory Lutz-Wiest precisó que el agresor, cuya identidad de momento se desconoce, subió al campanario y rompió la vidriera situada detrás del altar mayor. El presbítero, que presentó la denuncia, estimó la sustracción en 2.000 euros, aunque la reparación de los vidrios podría costar más de 10.000. «Hay signos de entrada forzada por todas partes, pero no se llevaron ningún objeto religioso ni tocaron el sagrario», indicó.
«Tenemos la impresión de que no hay seguridad ante nuestras iglesias, a pesar de que son atacadas muy a menudo y de que los cristianos son los fieles más perseguidos en Francia», indicó el padre Grégory, quien tuvo que aplazar la primera Misa del domingo para que la policía científica pudiera tomar muestras y pruebas de la escena del crimen.
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