El obispo de Kayes y presidente de la Conferencia Episcopal de Malí (CEM), Jonas Dembélé, denunció que «los cristianos deben pagar un impuesto islámico para seguir practicando su fe», en una reciente entrevista a Fides, en la que se refirió la crisis se intensificó, sobre todo por la violencia yihadista y el aumento del bandidaje.
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«La situación más difícil se vive en la diócesis de Mopti, donde los sacerdotes ya no pueden acceder a ciertas zonas y algunas iglesias fueron profanadas. En algunas localidades se restringe la libertad de culto. Por ejemplo, aunque se permite rezar, no se puede cantar en asambleas. Además, los cristianos deben pagar el Zakhat o Dhimmi —impuesto islámico— para seguir practicando su fe», aseveró el prelado.
Dembélé explicó que «la inseguridad provocó desplazamientos masivos». «Muchas personas huyeron de sus aldeas porque el Estado no garantiza su seguridad. Esto afectó a los agricultores, quienes no pudieron recoger sus cosechas. Este año, además, las inundaciones empeoraron su situación», sostuvo el presidente de la CEM.
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