Católicos, ortodoxos y protestantes en Francia se unen contra ley antilibertad religiosa del gobierno de Emmanuel Macron, que supuestamente pretende prevenir la violencia yihadista y el extremismo islámico, pero lo que se aprobó en la Asamblea Nacional, y se debate en el Senado afecta a todas las religiones en el país europeo. Según el sondeo de Pew Research Center de 2017 un 54% de los franceses se declaran cristianos, de los cuales el 47% son católicos, casi el 6% protestantes y evangélicos de distintos tipos y el 1% serían ortodoxos —unos 250.000 o 300.000—. Los musulmanes podrían representar un 5% de la población francesa.
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Los obispos católicos, los ortodoxos y los líderes protestantes firmaron conjuntamente un manifiesto contra el proyecto de ley de Macron. «El proyecto de ley corre el riesgo de ser un atentado contra las libertades fundamentales, como son la libertad de culto, la libertad de asociación y la libertad de enseñanza. Incluso la libertad de opinión corre el riesgo de ser víctima de una policía del pensamiento, instalándose en la vida cívica», aseveró el texto. El manifiesto fue firmado por el arzobispo Éric de Moulins-Beaufort, presidente de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF); François Clavairoly, presidente de la Federación protestante de Francia; y Emmanuel Adamakis, presidente de la Asamblea de los obispos ortodoxos de Francia. Los cristianos católicos, ortodoxos y protestantes coincidieron en que la ley, que presuntamente buscaba «reforzar el respeto de los principios de la república» y combatir el islamismo radical, se va a usar contra los creyentes en general. Indicaron que aceptan que se busque luchar contra ciertas prácticas, pero no que se atosigue a las asociaciones religiosas.
D’une loi qui énonce les conditions de la liberté et laisse cette liberté s’exercer, on fait une loi de contraintes et de contrôles multipliés.
📣https://t.co/pJhdf8bj2u pic.twitter.com/v1apkdYApg— Église Catholique (@Eglisecatho) March 10, 2021
«Se corre el riesgo de transformar la ley de 1905, que permite ejercer la libertad de culto, en una ley que multiplica los controles administrativos y restringe las libertades. Como ciudadanos, los responsables de las iglesias cristianas, católicos, ortodoxos y protestantes, comprendemos perfectamente que el Estado debe luchar contra quienes intentan imponer sus costumbres en un barrio o a una parte de la población. El Estado, sin duda, debe combatir las prácticas que atentan contra la dignidad de las mujeres, contra la propagación de mensajes de odio y violencia. Pero la libertad de culto también debe respetarse», precisó en una nota propia Moulins-Beaufort. «Para nosotros, católicos, cristianos, lo esencial es que el Estado comprende que la vida cívica no puede resumirse a su regulación por la administración o el mercado. Es fundamental que el Estado comprenda que los ciudadanos tienen relaciones propias con una referencia espiritual, una referencia que trasciende y va más allá de la política o el mercado. Ese es el sentido último de nuestra crítica contra el proyecto de ley, que debería modificarse en cosas esenciales», ratificó.
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