El obispo de Niigata y presidente de Caritas Japón, Daisuke Narui, precisó las dificultades afronta la población del país de Asia Oriental tras el reciente terremoto que alcanzó una magnitud estimada de 7,6, en la península de Noto el día de Año Nuevo y que provocó más de 200 víctimas fatales, hirió a más de 500 y causó una destrucción masiva. Las temperaturas bajo cero y las fuertes nevadas y lluvias dificultaron la entrega de ayuda, al dejar a miles de personas con suministros cada vez más escasos y poca información.
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«En Japón, la Iglesia católica tiene una población bastante reducida. Así que normalmente, Caritas Japón trabaja para la ayuda exterior. No tenemos proyectos dentro de Japón. Por supuesto, cada diócesis tiene sus propias actividades caritativas, pero no como Caritas. Así que, en ese caso, cuando una gran catástrofe golpea Japón, normalmente lo que se hace es apoyar a la diócesis afectada. Esta vez le tocó a la diócesis de Nagoya. Como presidente de Caritas Japón, visité el lugar afectado hasta el lunes durante 2 días, junto con el obispo de la diócesis de Nagoya y párrocos y algunas personas de la Conferencia Episcopal que forman parte del personal de la rama de respuesta de emergencia», afirmó.
Narui sostuvo que «en esta zona gravemente afectada, que no es una península, sólo hay dos parroquias que cubran un área tan enorme, y son parroquias bastante pequeñas». «Esas parroquias tienen guarderías. Lo que estamos pensando para apoyar a la parroquia es hacerlo a través de estos jardines de infancia. A través del jardín de infancia, intentamos llegar a los lugares y personas afectados proporcionando materiales como agua, alimentos, equipos de higiene y reuniendo otras cosas», enfatizó, al indicar que «luego, a través de Caritas Japón, vemos cómo desarrollarán las actividades de ayuda el gobierno local y otras ONG».
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