El cardenal y patriarca de los Caldeos, Louis Raphael Sako, sostuvo que el Sínodo, el Papa Francisco y los dicasterios romanos «deberían prestar especial atención a las Iglesias orientales, cuna del cristianismo», que «sienten amenazada su misma existencia», tras referirse a la actual situación de crisis de la Iglesia en Irak, al acercarse la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se realizará del 4 al 29 de octubre próximo en el Vaticano.
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El purpurado precisó que escribe desde Erbil y «lejos de la sede de Bagdad» debido a los hechos que en las últimas semanas lo enfrentaron con el jefe de Estado de Irak, Abdul Latif Rashid, y a una facción de autodenominados milicianos cristianos, que desde hace tiempo pretenden conseguir la destitución del Sako. A mediados de julio pasado, el cardenal se trasladó temporalmente la sede patriarcal de la capital irakí a Erbil, en el Kurdistán irakí, en respuesta a la decisión del mandatario irakí de anular el decreto que reconocía su función y su autoridad.
«El Sínodo debería dar prioridad al anuncio —del Evangelio— a la luz de los signos de los tiempos para que la Iglesia pueda presentar la fe a todos con claridad, con un lenguaje comprensible, con un estilo diferente y con nuevas formas», indicó el purpurado. Sako consideró que hay que abordar las cuestiones de la liturgia para la celebración de los sacramentos y de una mayor participación «para hacer que algunas estructuras sean más eficientes y menos burocráticas, a fin de que los cristianos se sientan en su casa, tengan su propio rol y no se sientan marginados».
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