El cardenal estadounidense y arzobispo de Boston, Sean O’Malley, agradeció a san Pío de Pietrelcina «mostrarle al mundo que Dios es real y que el único éxito real en la vida es la santidad», en una Misa en la localidad italiana de San Giovanni Rotondo por la fiesta del santo, en la que pidió al santo de los estigmas que nos enseñe a orar, amar y sanar, el viernes 23 de septiembre. El purpurado es miembro desde hace más de 50 años de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, a la que también perteneció el Padre Pío.
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«El Padre Pío cargó con el peso de los estigmas durante cinco décadas, este y muchos otros sufrimientos físicos los soportó con amor y paciencia. En un mundo donde el dolor es visto como el mayor mal, el Padre Pío nos muestra el poder de la cruz, y que el mayor mal no es el dolor, sino el pecado y el egoísmo», aseguró O’Malley, quien sostuvo que «el dolor puede ser una espada de dos filos que nos vuelve contra nosotros mismos, nos lleva a la autocompasión, la ira o la desesperación». «Cuando la cruz nace con amor y en unión con Jesús es vivificante y lleva a la resurrección», reflexionó.
Explicó que el santo tuvo «una misión de misericordia para los que estaban enfermos física o espiritualmente y, en ese contexto, anunció la buena nueva del Evangelio». «El confesionario y la Casa Sollievo della Sofferenza son solo dos de las formas en que el Padre Pío manifestó la misericordia amorosa de Dios, en un mundo convulsionado por el dolor, el sufrimiento y el pecado. Hoy estamos ante este gran santo y le damos las gracias por mostrarle al mundo que Dios es real y que el único éxito real en la vida es la santidad», afirmó el cardenal O’Malley.
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