El cardenal y prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Kevin Farrell, afirmó que «hay preocupación por cómo será el futuro que vendrá» e indicó que con Francisco y junto a este departamento -luego de consultar al personal del Vicariato en Roma y los contactos en Portugal- consideraron que «sería mejor esperar un año antes de comenzar estos eventos internacionales», luego de aplazar el Encuentro Mundial de las Familias (EMF) en Roma y la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa, frente a la pandemia.
Explicó que la EFM, que se trasladó a junio de 2022, y JMJ, a agosto de 2023, son «2 acontecimientos internacionales, entonces en la situación en la que nos encontramos en este momento, es muy difícil saber cómo será nuestra vida después de esta pandemia». «El EMF estaba programado para junio del próximo año, pero ahora, por supuesto, había que llevar adelante todas las cuestiones organizativas y logísticas para preparar este evento. Sin embargo, no estamos seguros de cómo será la situación económica y la situación de las personas y las familias el próximo año y no es seguro que muchas personas vengan a Roma desde el extranjero para este evento el próximo año», sostuvo.
«Esperamos poder volver a la normalidad de nuestra vida cotidiana, pero esto no es un realismo concreto. Creo que mucha gente piensa que nos llevará al menos 2 o 3 años volver a la normalidad», consideró. Indicó que el Dicasterio sigue «trabajando para ayudar a todos los obispos a promover la vida familiar y con los jóvenes en las diócesis». El cardenal Farrell precisó que esperan tener siempre «estas reuniones mundiales internacionales», al referirse a la JMJ y la EMF. «Pero como dije, no es realista pensar que la gente pueda viajar en los próximos 2 años», afirmó.