El cardenal y predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, precisó que «tenemos que convertirnos nosotros mismos en paráclitos», al reflexionar sobre el Evangelio en el que Jesús habla del Espíritu Santo a los discípulos con el término «Paráclito», que significa consolador, o defensor, o las dos cosas a la vez.
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«La Iglesia entera, después de la Pascua, tuvo una experiencia viva y fuerte del Espíritu como consolador, defensor, aliado en las dificultades externas e internas, en las persecuciones, en los procesos, en la vida de cada día. En Hechos de los Apóstoles leemos: La Iglesia se edificaba y progresaba en el temor del Señor y estaba llena de la consolación (¡paráclesis!) del Espíritu Santo», indicó el purpurado.
Cantalamessa sostuvo que «debemos ahora sacar de ello una consecuencia práctica para la vida». «¡Tenemos que convertirnos nosotros mismos en paráclitos! Si bien es cierto el cristiano debe ser ‘otro Cristo’, es igualmente cierto que debe ser ‘otro Paráclito’. El Espíritu Santo no sólo nos consuela, sino que nos hace capaces de consolar a los demás. La consolación verdadera viene de Dios, que es el ‘Padre de toda consolación’», aseguró.
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