El cardenal y predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, animó a «tomar conciencia de presencia de Cristo entre nosotros», en su reflexión por la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. «Conocemos diversos tipos de comunión. Una comunión bastante íntima es la que se produce entre nosotros y el alimento que comemos, pues éste se hace carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre», sostuvo.
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«Jesús, en el pasaje evangélico, dice: Yo soy el pan vivo, bajado del cielo… Mi carne es verdadera comida… El que come mi carne tiene vida eterna. Aquí el alimento no es una simple cosa, sino una persona viva. Se tiene la más íntima, si bien la más misteriosa, de las comuniones», enfatizó. «Observemos qué sucede en la naturaleza, en el ámbito de la nutrición. Es el principio vital más fuerte el que asimila al menos fuerte. Es el vegetal el que asimila al mineral; es el animal el que asimila al vegetal. También en las relaciones entre el hombre y Cristo se verifica esta ley», indicó el purpurado.
Aseguró que «es Cristo quien nos asimila; nosotros nos transformamos en Él, no Él en nosotros». «En la fiesta del Corpus Domini no puedo ocultar un pesar… Los hombres buscan a Dios en el cosmos o en el átomo; discuten si hubo o no un creador en el inicio del mundo. Seguimos preguntando: ‘¿Dónde está Dios?’, y no nos percatamos de que está con nosotros y se ha hecho comida y bebida para estar aún más íntimamente unido a nosotros. La solemnidad del Corpus Domini nació precisamente para ayudar a los cristianos a tomar conciencia de esta presencia de Cristo entre nosotros», reiteró.
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