El arzobispo de Juba, Sudán del Sur, Stephen Ameyu Martin Mulla, precisó que «las hermanas Mary y Regina son nuestras mártires», en la homilía del funeral celebrado por las 2 religiosas de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús, en la catedral de Santa Teresa Kator, el viernes 20 de agosto. Las monjas Mary Daniel Abut y Regina Roba fueron asesinadas recientemente en una emboscada en la carretera, tras asistir a una Misa en la diócesis de Torit junto con algunas religiosas y otros fieles.
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«Permanecerán en nuestra memoria para que podamos elevar nuestra fe que Dios nos dio. Nuestras hermanas murieron por su fe, por su convicción de que, al animar a otras personas a seguir a Dios, llegarían al objetivo final de nuestra vida», afirmó el prelado, que exhortó a la conversión. «La gracia de la conversión está siempre presente. Debemos convertirnos. Debemos transformarnos en hacer cosas buenas por nosotros mismos para salvar nuestra Iglesia. Y para salvar nuestra nación, debemos hacer cosas buenas, no matar gente, no matar monjas, no matar gente inocente», imploró el arzobispo de Sudán del Sur, durante el funeral de las hermanas. «Dios les dio pruebas durante toda su vida y sus vidas fueron encontradas dignas. Por eso el Señor las devolvió a sí mismo. Somos de Dios y a Dios debemos volver», reflexionó.
Mulla pidió que los autores de los asesinatos no sigan siendo «hombres desconocidos» sino que sean «identificados y denunciados». «Estas personas armadas no deben permanecer desconocidas porque son conocidas por Dios», aseveró. La hermana y superiora general de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús, Alice Jurugo Drajea, dio detalles sobre las circunstancias en las que fueron asesinadas las 2 religiosas. «Las 2 monjas formaban parte de los 12 pasajeros —7 monjas y 5 hombres— en un autobús que regresaba a Juba de la celebración del centenario de la parroquia católica de Loa dedicada a Nuestra Señora de la Asunción», enfatizó. El transporte, que había salido de la parroquia de Loa alrededor de las 7.30, fue interceptado tras una hora de viaje por hombres armados que abrieron fuego.
Al temer que los pasajeros masculinos fueran los primeros objetivos de los pistoleros, el conductor del vehículo les ordenó que salieran del mismo y huyeran. 4 monjas también intentaron escapar mientras 3 hermanas mayores permanecieron en el autobús. «Los hombres armados pretendían quemar a las 3 monjas en el bus como lo hicieron con el vehículo que colocaron frente al bus para forzarlo a detenerse. Gracias a Dios, no tenían mechero ni gasolina para encender el fuego», explicó Drajea, quien sostuvo que mientras los pasajeros masculinos huían entre los árboles junto con las 4 monjas, los hombres no identificados persiguieron a las 2 religiosas y las masacraron a tiros. Además, 2 pasajeros también fueron capturados y asesinados.
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