El arzobispo de Juba, capital de Sudán del Sur, Stephen Ameyu Martin Mulla, afirmó que «la población cristiana está sufriendo enormemente», en una entrevista de André Stiefenhofer para la fundación pontificia ‘Ayuda a la Iglesia que Sufre’. Dos tercios de la población de Sudán del Sur depende de ayuda humanitaria. «Sudán del Sur es uno de los países más jóvenes del mundo, pero también uno de los más pobres… Desde la mañana hasta la noche, la gente busca comida y agua potable», indicó.
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«La población cristiana está sufriendo enormemente», alertó el arzobispo de la capital de Sudán del Sur. «Nuestros sacerdotes también sufren mucho. En algunas parroquias sólo hay chozas de paja, sin electricidad ni agua. Donde no hay iglesia, la gente reza a la sombra de los árboles. Pero los creyentes vienen en gran número, la fe es fuerte», explicó Mulla. Precisó que frente a la situación que padece el país «la Iglesia es un signo de paz y esperanza para el pueblo de Sudán del Sur».
Enfatizó que la Iglesia en Sudán del Sur «fue y es un referente en educación y salud». «Hacemos todo lo posible para que la gente tenga comida y agua potable. Intentamos animar a la gente a cultivar la tierra para poder mantenerse. Enseñamos a las personas a tener confianza en sí mismas y a defender sus derechos», aseguró el prelado. Indicó que la Iglesia para reconciliar al pueblo, tras muchos años de guerra civil, creó en cada diócesis sus «propios departamentos de Justicia y Paz». «Intentamos educar a la gente en la unidad y la cooperación. Nuestro problema es el tribalismo, un tribalismo que destruyó el tejido de nuestras vidas», lamentó.
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