La prestigiosa revista ‘Condé Nast Traveler’ nombró a la abadía Mont-Saint Michel de Francia como una de las 7 maravillas del mundo. Los constructores tardaron 500 años en terminar este lugar de devoción al Arcángel San Miguel desde el año 708. Edificada en un islote rocoso en medio de infinitos bancos de arena, expuestos a poderosas mareas entre Normandía y Bretaña, reta a las inclemencias del tiempo.
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El santuario apodado ‘Maravilla de Occidente’, 1.000 años después de su construcción, fue designado recientemente entre las 7 maravillas del mundo por la revista de lujo, tras destacar su combinación armoniosa de piedra y mar, y que «quizás en ningún otro lugar de Europa la arquitectura puede complementarse tan bien con el mundo natural». La UNESCO afirmó que «la abadía es un prodigio técnico y artístico que tuvo que adaptarse a los problemas que plantea este paraje natural único».
La UNESCO, que sostuvo los maestros del gótico aprovecharon al máximo el espacio restringido y la silueta afilada de la solitaria roca, reiteró que la relación entre el santuario y el vasto paisaje circundante de la bahía se mantuvo intacta durante siglos. El conjunto de la abadía y del pueblo que la rodea, mantenidos o restaurados a lo largo de los siglos muestran la autenticidad y la tensión por la belleza de la civilización cristiana.
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