IGLESIA, ¿QUÉ TE ESPERA EN TU FUTURO? (10/2). El redescubrimiento del horizonte escatológico (y 2): La apariencia de este mundo es pasajera
Por Silvio Pereira.
La apariencia de este mundo es pasajera
Sin embargo la pandemia global nos ha despertado y nos hemos anoticiado dramáticamente de nuestra radical pequeñez e impotencia. En medio del sufrimiento la Providencia sigue disponiendo todas las cosas para el bien de los que ama (Rom 8,28). Y extrañamente nos ha sorprendido en demasía que las cosas se nos escapen de las manos y que sean tan pocas las certezas y seguridades que podemos procurarnos. La finitud de nuestra existencia ha invadido la conciencia pero causando terror, pánico y angustia.
No percibo aún el renacimiento de un ‘temor reverencial’ frente a lo sagrado. No percibo aún una ‘vuelta a Dios’ como quien solo puede dar lo que es definitivo y permanente. Aún no se ha roto la burbuja de la soteriología intramundana. Aún estamos presos de la historia. Aún estamos pegoteados y como sin poder despegar y descubrir algo más allá de nuestras narices. San Pablo nos exhortaría a romper con esta actitud y a considerar la brevedad del tiempo presente como la caducidad de la escena-presentación-apariencia de este mundo que pasa (1 Cor 7,31).
El reencuentro del creyente peregrino hacia la Gloria
Habría creo que recuperar el bello concepto de la teología medieval sobre el homo viator; ese hombre que se asume como un peregrino en camino hacia la Patria, hacia la Gloria Eterna. Una más humilde valoración de nuestra vida golpea hoy a nuestra puerta. Nos solicita dar espacio interior a una actitud de agradecimiento por la misericordia y el amor por el cual siendo pequeños hemos sido elegidos y rescatados. Porque en definitiva, ¿de qué y de Quién o quiénes depende el valor de nuestra vida?
Me ha impresionado con desagrado la exagerada preocupación con la cual algunas personas se vuelcan al cuidado y la preservación de la propia vida. Esa desproporción pareció haber degenerado por un tiempo en un clima social en el cual todos los demás se transformaron en sospechosos y potenciales amenazas. Las relaciones y vínculos personales, aun guardando el distanciamiento y las precauciones, se pusieron tensos por ser considerados peligrosos.
Y encima la criminalización del contagio —por recurso al derecho penal— ha reducido discriminatoriamente no solo al infractor de la cuarentena sino también al médico o a cualquier trabajador en tareas esenciales a un transmisor y matador de sus semejantes. Objetivamente no es verdad que todo posible transmisor efectivamente lo sea pero así se lo presume. La presunción de enfermedad se ha extrapolado ilegítimamente hacia una presunción de culpabilidad.
Pero volviendo a esa preservación exagerada de la propia vida necesito reflexionar poniéndome como ejemplo pues de lo contrario sonarían muy duras mis palabras. Yo espero que si desarrollo esa actitud en el futuro, anteponiendo el cuidado y preservación de mí mismo y debilitando el clima permanente de entrega de la vida como ofrenda y donación —tan propia del ser cristiano—, alguien se me acerque con tino a expresarme: «Pero Padre Silvio ¿quién te piensas que eres? ¿Einstein o Beethoven? ¿En serio crees que cuando te mueras el mundo se va a parar por tu causa, que la historia se va a detener? ¿Cuál ha sido tu aporte para que imagines que tu partida ocasionará un vacío imposible de llenar en la humanidad? Ciertamente algunos te llorarán pero con el tiempo otros se les acercarán a decirles que ya es hora de ir cerrando el duelo, que la vida continúa. Padre Silvio al final tu vida tendrá peso por quienes te han amado y te han posibilitado amar. Sobre todo el amor que has dado y sólo eso permanecerá porque Dios lo tiene sopesado y lo custodia bajo su paternal mirada. Has amado y me has servido bien, entra al gozo de tu Señor».
De la crisis a la humildad frente a Dios
El valor de nuestra vida ante todo lo pone Dios. Él nos ha amado primero y si hemos tenido mérito por amar ha sido por gracia de su Amor. Dios nos ha rescatado y querido en nuestra pequeñez y pobreza. Insisto que esta crisis puede devolvernos a una más humilde valoración de nuestra vida que abra paso al agradecimiento por ser amados. El Dios que nos ama tiene para nosotros como herencia un insospechado ‘peso de Gloria’. Y la ‘hermana muerte’ nos anuncia que ella solo es una puerta cuando la fe ilumina nuestra vida.
¿Quién de ustedes puede, por más que se preocupe, añadir un codo a la medida de su vida? nos pregunta Jesús (Lc 12,25). ¿Alguno de nosotros por más que se empeñe podrá agregar un día, unas horas, unos minutos al término de su existencia histórica? Ese es el autoengaño del hombre moderno pero cuando llega nuestra hora nos damos cuenta que no estaba en nuestras manos sino en las del Padre. Nuestra hora se revela inevitable.
Creo que la recuperación del horizonte escatológico, como remedio que sabe mal pero hace bien, puede curarnos en humildad tanto como reinstalarnos en la esperanza y en una serena y sólida alegría. Sólo si el horizonte de la Gloria se ve claro y provoca el deseo de alcanzarlo, podremos formar nuevas generaciones de discípulos con empuje martirial. Esperemos que así sea.
EL REDESCUBRIMIENTO DEL HORIZONTE ESCATOLÓGICO (y 2): LA APARIENCIA DE ESTE MUNDO ES PASAJERA. Por Silvio Pereira.
El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal.
Gracias padre: comparto esta catequesis con mucho amor , creo que el compromiso esta en seguir los pasos de Jesús. Poniendo en practica la humildad , la abnegación, y el olvido si mismo . Para lograr alcanzar una de las metas mas elevadas , que es la Santidad cumpliendo la voluntad del Padre al servicio del prójimo . Comenzando siempre en casa para los cambios fuertes y luego poder proyectarnos hacia afuera. El Amor todo lo puede .