Unos 800.000 peregrinos asistieron al año santo de Caravaca de la Cruz, España, una de las cinco ciudades del mundo que tiene concedido el jubileo perpetuo, para ganar las correspondientes indulgencias, el cual fue clausurado el domingo 12 de enero. La Misa solemne de clausura estuvo presidida por el obispo de Cartagena, España, José Manuel Lorca Planes, y contó con la presencia del nuncio en España, Bernardito Auza.
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Auza dirigió un saludo en nombre del Papa Francisco en el que enfatizó que «la Cruz cura y sana, ilumina y siempre vence», mientras que Lorca aseveró que «el Lignum Crucis es para todos los caravaqueños y peregrinos el signo más excelente de la manifestación de Dios, porque el resplandor de la Cruz nos ha ayudado a descubrir y venerar al Crucificado».
La gran afluencia de peregrinos se vio beneficiada por la habilitación de 8 caminos de peregrinación desde diferentes lugares, frente al único existente en el pasado jubileo de 2017. Juan Pablo II aprobó en 1998 a Caravaca de la Cruz la concesión del jubileo perpetuo, que supone la facultad de celebrar un año santo cada 7, siendo el primero en 2003. Este fue el cuarto año jubilar. El próximo ocurrirá en 2031.
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