ME HA ENVIADO A EVANGELIZAR A LOS POBRES.
Por Mario Ortega.
Lc 4, 14-22. Me ha enviado a evangelizar a los pobres. 10 de enero, feria de Navidad
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
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Me ha enviado a evangelizar a los pobres
– Jesús al comienzo de su predicación se muestra a sus paisanos de Nazaret con toda la solemnidad. Lo hace en la sinagoga, leyendo la Palabra de Dios, la profecía mesiánica de Isaías: El Espíritu del Señor está sobre mí. Y entre las señales que acompañan el cumplimiento de esta promesa en Cristo se encuentra esta: los pobres son evangelizados. Estaba predicho que fuera así; que el mensaje del Evangelio llegara a quien es pobre de espíritu
– Es importante no olvidar este ‘de espíritu’ porque el pobre evangélico no se identifica sin más con el pobre material, aunque éstos son siempre preferidos del Señor, si su pobreza es consecuencia de la injusticia. El pobre de espíritu, que declara bienaventurado la primera de las bienaventuranzas, es el que pone su confianza en Dios y no en los bienes de este mundo —el dinero, la fama o el placer—. El pobre de espíritu atrae sobre sí de un modo eficaz el Evangelio, porque aunque éste es proclamado a todos sin distinción, el rico ávido de bienes materiales, de fama o placer a cualquier precio, está rechazando con este proceder a Dios.
– Jesús manifiesta que ha sido enviado a evangelizar a los pobres, porque ésta será su riqueza, mientras que los otros pretenden las otras riquezas materiales. Qué gracia tan grande desear ser pobre de Espíritu, despegar el corazón de los bienes de este mundo, que no satisfacen y se terminan, para ponerlo en el Evangelio, que llena completamente y no se agota jamás, sino que crece y crece hasta tenerlo en plenitud en el Reino de los Cielos.