Francisco animó a que «adoren al Señor, Cristo, en sus corazones», en la audiencia general donde concluyó el ciclo de catequesis —17 en total— sobre ‘El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios hacia Jesús, nuestra esperanza’ y se detuvo en la virtud teologal, fundada en la fidelidad de Dios a sus promesas e infundida por Él.
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«Es el don más hermoso que la Iglesia puede hacer a toda la humanidad», afirmó el Pontífice, al indicar que «sobre todo en momentos en los que todo parece empujar a bajar las velas». «El cristiano no puede contentarse con tener esperanza; debe también irradiar esperanza, ser sembrador de esperanza», precisó el Papa.
Recordó que «el apóstol Pedro exhortó a los primeros cristianos con estas palabras: ‘Adoren al Señor, Cristo, en sus corazones, estando siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes’. Pero añadió una recomendación: Sin embargo, háganlo con dulzura y respeto», consideró.
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