PARÁBOLA DE LAS ONZAS DE ORO.

Por Mario Ortega.

Lc 19, 11-28. Parábola de las onzas de oro. Miércoles de la semana 33 del TO.

En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues:

-Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:

-Negociad mientras vuelvo.

Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar:

«No queremos que él sea nuestro rey».

Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo:
-Señor, tu onza ha producido diez.

El le contestó:

-Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.

El segundo llegó y dijo:

-Tu onza, señor, ha producido cinco.

A ése le dijo también:

-Pues toma tú el mando de cinco ciudades.

El otro llegó y dijo:

-Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.

El le contestó:

-Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Con que sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.

Entonces dijo a los presentes:

-Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.

Le replicaron:

-Señor, si ya tiene diez onzas.

-Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.

Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

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Parábola de las onzas de oro

  1. La parábola de las onzas o minas de oro es la misma que encontramos en el Evangelio de San Mateo capítulo 25, donde es más conocida como parábola de los talentos. El argumento es idéntico: el amo que se marcha y divide sus bienes entre los empleados para que los hagan fructificar. A su vuelta, el primero le rinde cuentas y le presenta, según san Lucas, diez veces más; el segundo, lo mismo, hasta cinco, mientras que el tercero, ha guardado su mina de oro y se la devuelve tal cual al amo, que es exigente, además de bondadoso y le recrimina por ello.
  2. San Mateo, no nos ofrece más detalles, con lo que de la parábola de los talentos extraemos sólo la enseñanza de que hay que ser trabajador, como los dos primeros empleados y no perezosos o negligentes, como el tercero. Pero San Lucas hoy, ilustra la parábola con algún otro detalle. Por ejemplo, que el amo se ausenta de su casa para conseguir un título real y regresar ya como rey. Y también que en sus dominios había muchos que no lo querían como Rey, y sin duda, aprovecharon su ausencia para crear un ambiente contrario al amo para que fuera rechazado a su regreso.
  3. Con estos dos datos, podemos concluir que los empleados fieles que hacen fructificar la parte de la hacienda del amo encomendada a ellos, no sólo han sido trabajadores, sino valientes. Han tenido que luchar por los bienes del amo y por el amo mismo contra quienes no lo querían. Mientras que el tercer empleado no ha sido sólo un holgazán, sino también un cobarde que ha contemporizado con los enemigos de su señor. Por tanto, enseñanza para nosotros: el trabajo por el Reino de los Cielos, no solamente conlleva dar fruto, sino mostrarse fieles y luchadores contra todos los elementos contrarios al Reino de Dios, que es Reino de verdad y vida, de santidad y gracia, de justicia, amor y paz.

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