La Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel permitió grabar desde el interior de la prisión recientemente descubierta en Cesarea, donde estuvo recluido el apóstol Pablo. Fray Eugenio Alliata, arqueólogo y director de la sección histórica y multimedia del Museo Terra Sancta, explicó que «en aquellos días, San Pablo, al regresar de sus viajes apostólicos a Jerusalén, fue acusado de haber profanado el Templo y de provocar disturbios violando las leyes de la Torá».
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«A nuestro alrededor se puede ver el Palacio de Herodes, en cuyo patio se construyó un depósito de agua. Después de la muerte de Herodes, este lugar se convirtió en la sede del gobierno. El gobernador romano decidió abandonar el aljibe, ya que el agua ahora era suministrada por los acueductos, y por ello lo transformó en prisión. Esta prisión era más grande que la que se ve hoy e incluía una estancia adicional del mismo tamaño. En este espacio podrían haber sido encarceladas decenas de personas», aseguró Dror Ben Yosef, arqueólogo de la región norte de la Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel.
Indicó que en el interior de la prisión se encontró una inscripción de arcilla de un preso de época posterior, que decía: «Señor —Jesús—, ayuda a Procopia». San Pablo pasó unos dos años en esta prisión. «Estamos en el palacio de justicia ubicado encima de la prisión. Este lugar se menciona en el Nuevo Testamento, en los Hechos de los Apóstoles. Durante el juicio, Pablo declaró: Debo ser juzgado ante el tribunal del César», enfatizó Dror Ben Yosef.
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