El arzobispo de Toledo y primado de España, Francisco Cerro, animó a «madurar la fe en la vida diaria», en una entrevista con María Rabell García para El Debate, debido a la visita que realizó a Francisco. El prelado viajó a Roma para acompañar, junto a los obispos de la provincia eclesiástica, a los seminaristas de la diócesis de Toledo para participar en una audiencia privada con el Papa.
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Cerro reflexionó sobre la fe, al indicar que «en el tema de los jóvenes y la evangelización, existen ‘experiencias o retiros de impacto’». «Una persona impactada no significa necesariamente que esté convertida, de la misma manera que una persona enamorada en un primer momento no significa que ese amor sea maduro todavía; se tiene que vivir un proceso. Esos encuentros, esas experiencias de impacto, son muy buenos porque permiten descubrir nuevos planteamientos del cristianismo que llegan al corazón», sostuvo.
«Esos momentos de impacto deben encauzarse hacia un camino de conversión más profundo, que implique un seguimiento continuo y una maduración de ese amor. No podemos vivir solo de emociones; la fe tiene que madurar en la vida diaria, a través de ejercicios y dirección espiritual, confesión y un acompañamiento que ayude a integrar esa experiencia en la vida cotidiana: en el trabajo, en las relaciones, en la familia. La madurez de la fe llega cuando esa experiencia de impacto se transforma en una relación constante y profunda con Dios», afirmó.
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