PEDID Y SE OS DARÁ.

Por Mario Ortega.

Lc 11,5-13. Pedid y se os dará. Amigo importuno. Jueves de la semana XXVII del TO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene a medianoche para decirle:

«Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle».

Y, desde dentro, el otro le responde:

«No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme para dártelos».

Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe,
quien busca, halla, y al que llama, se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

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Pedid y se os dará

  1. Jesús nos relata hoy la parábola del amigo importuno, no inoportuno como muchos dicen, aunque importunar es molestar insistiendo a alguien con algo normalmente inoportuno o fuera de lugar. Aquel hombre acude a su amigo pidiéndole tres panes a deshoras, cuando el amigo ya se encuentra dormido. Creo que es una de las parábolas más audaces de Jesús. Porque ¿quién no ha sido importuno alguna vez o muchas veces? Pues, aprovechando que somos así, Jesús nos dice que del mismo modo nos tenemos que dirigir a Dios. Pidiéndole a tiempo y a destiempo, no cansándose de pedir, porque si es una petición hecha de corazón y con amor, el corazón no será tanto un corazón pedigüeño, sino un corazón de hijo. Y eso es lo que Dios quiere de nosotros, que tengamos corazón de hijo, porque Él lo tiene de Padre dispuesto a darnos lo que necesitemos para nuestro bien.
  2. Además, la insistencia es prueba de paciencia y perseverancia, de confianza en quien esperamos que nos dé, sabiendo que es bueno y dadivoso. Pidiendo a Dios no estamos sino continuando con su obra sobre nosotros, puesto que todo lo que tenemos nos lo ha dado Él.

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