MARTA LO SIRVIÓ Y MARÍA LO ESCUCHÓ.

Por Mario Ortega.

Lc 10, 38-42. Marta lo sirvió y María lo escuchó. Martes semana 27 TO

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».

Respondiendo, le dijo el Señor:

«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

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Marta lo sirvió y María lo escuchó

  1. La escena evangélica de hoy nos traslada hasta Betania, a la casa de Marta, María y Lázaro, donde Jesús se solía alojar. Allí encontraba siempre la calurosa acogida en la que su Corazón, calor infinito de amor, se expande. Marta sirve a Jesús y María lo escucha. La escucha es lo mejor, en cuanto que es lo primero y lo siempre necesario, para poder servir luego bien a los demás. Jesús quiere que ningún día nos falte el tiempo dedicado sólo a Él. Lo necesitamos para recibir su amor y Él también lo necesita para dárnoslo.
  2. No obstante, este amor contemplativo de María de Betania, se complementa necesariamente con la acción amorosa de su hermana, con el servicio a Cristo y como Cristo, que ha venido a este mundo a servir. La contemplación ha de ser siempre seguida de obras, porque obras son amores. Santa Teresa, en las séptimas moradas, que es la unión mística del matrimonio espiritual, la máxima unión del alma con Dios, es cuando más habla de las obras de caridad, diciendo de una manera muy gráfica. Conviene que Marta y María vayan siempre juntas.
  3. Obras sin amor es activismo estéril, pero amor sin obras no es verdadero amor. Y Jesús quiere que amemos de verdad y tengamos tiempo para ponernos cada día el mandil y quitárnoslo en el momento adecuado para sentarnos sobre él en el suelo de la humildad y escuchar al Maestro.

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