TOMÓ LA DECISIÓN DE IR A JERUSALÉN.
Por Mario Ortega.
Lc 9, 51-56. Tomó la decisión de ir a Jerusalén. Martes semana XXVI del TO
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:
-Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?
El se volvió y les regañó, y dijo:
-No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.
Y se marcharon a otra aldea.
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No sabéis de qué espíritu sois.
1. De nuevo el Señor tiene que corregir a los apóstoles, sus ímpetus desmesurados cuando ven que no les reciben en los pueblos por donde pasaban… Ante lo que consideran una injusticia y un agravio, Santiago y Juan llegan a decir al Señor: “¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?” Vemos qué lejos estaban todavía del Evangelio, del corazón que quiere Jesús forjar en ellos, del estilo de vida del cristiano.
2. Jesús no ha venido a acabar con nadie, sino con el pecado. “El hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos”. Ese es el Espíritu de Jesús. Por eso, con mucha paciencia y dulzura les corrige diciéndoles: “No sabéis de qué espíritu sois”. El Señor les disculpa porque actúan por ignorancia. Porque están llamados a ser del buen Espíritu, del Espíritu Santo, que mueve el corazón hacia la caridad; y en esos momentos se están dejando llevar por el mal espíritu, que desata las iras y la soberbia, aunque a uno le parezca que está actuando por celo apostólico.
3. El verdadero celo apostólico son esas ganas de vivir la caridad de Cristo, no ganas de imponer a bastonazos el Reino de Dios o ir contra algunos, incluso contra los que pueden presentarse como enemigos. No, el Reino de Dios es todo amor, también hacia éstos, sin desear que caiga sobre ellos fuego del cielo que acabe con ellos.