QUIÉN PUEDE SALVARSE.

Por Mario Ortega.

Mt 19, 23-30. Quién puede salvarse. Martes semana 20 del TO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Creedme: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los Cielos.
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
-Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
-Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.
Entonces le dijo Pedro:
-Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos va a tocar?
Jesús les dijo:
– Cuando llegue la renovación, y el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos, para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.

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¿Quién puede salvarse?

  1. Jesús revela claramente en la escena evangélica de hoy que un rico lo tiene muy difícil para entrar en el Reino de los Cielos. Pone el conocido ejemplo de que es más fácil que el camello entre por el ojo de una aguja. Se refiere, claro está al rico que se queda con sus riquezas en vez de acoger la riqueza del amor compasivo de Dios. Al rico que no comparte y que permanece apegado a su riqueza.
  2. Es muy fácil desear riquezas y muy difícil vivir desapegado de ellas, se tengan o no se tengan. Por eso, los apóstoles se espantan ante la verdad que revela Jesús y le preguntan angustiados: Entonces, ¿quién puede salvarse? La pregunta tiene fácil respuesta si conocemos bien el mensaje del Evangelio. Nadie puede salvarse por sí mismo. Es imposible, como imposible es levantarse uno a sí mismo con los propios brazos sin apoyarse en nada.
  3. No nos salvamos a nosotros mismos. Es Dios quien salva. Él es el Salvador, no nosotros. Por eso responde Jesús. Para los hombres es imposible salvarse a sí mismos, pero Dios lo puede todo. Puede salvarnos. Nos ha salvado ya en Jesucristo. En él nos ha lanzado ya la cuerda para levantarnos y salir del pozo. Ahora hace falta que nosotros la agarremos. No podemos salvar, pero podemos dejarnos salvar por el único que nos puede salvar.

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