¿NO ES ÉSTE EL HIJO DEL CARPINTERO?

Por Mario Ortega.

Mt 13, 54-58. ¿No es el hijo del carpintero? Viernes de la semana XVII del TO

En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada:
– ¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso? Y desconfiaban de él.

Jesús les dijo:
– Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.

Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

¿No es éste el hijo del carpintero?

1. Jesús era conocido de sobra en Nazaret, la tierra que le había visto crecer y ganarse el pan con el sudor de su frente durante casi tres décadas. Los nazarenos conocían de sobra a San José y a la Virgen María y a los otros parientes de Jesús. Por eso, cuando el Señor comienza su predicación, sus milagros y a ir de un pueblo a otro con sus apóstoles anunciando el Evangelio, quedan completamente perplejos. Pensaban que conocían a Jesús del todo, pero no era así. Lo admiraban, sin duda, pero ignoraban que fuera el Mesías, el Dios hecho hombre.

2. Sin embargo, entre sus preguntas, hay una que suena especialmente bien para acoger el misterio de la perfecta humanidad del Señor: ¿No es éste el hijo del carpintero? Jesús llevaría muy a gala este título, que engrandecía a San José y apunta también a la humildad que requiere siempre la vida cristiana. El Hijo de Dios ha querido ser llamado y serlo de cara al mundo el hijo del carpintero.

3. Su amado padre adoptivo hacía sillas, mesas y todo lo que se ofreciere para servir a los demás, trabajando con perfección y gusto. Y su amado Padre Dios es el Creador, el origen de todo trabajo, perfección, gusto, amor y humildad.

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