Los católicos de Birmania se reúnen a diario para rezar Rosario en las iglesias de Mandalay, ciudad del centro-norte del país, en medio del conflicto. Mientras la situación en Birmania se recrudece dramáticamente por el enfrentamiento entre el ejército regular y las milicias de la resistencia agrupadas en las ‘Fuerzas Populares de Defensa’, en la catedral de Mandalay, todos los sábados del mes de octubre, laicos, religiosos, consagrados y familias se reúnen para pasar juntos un día entero de oración, reflexión y retiro espiritual.
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«Todo el mes es un tiempo especial para encomendarnos a la Virgen María, para que esté cerca de nosotros y nos proteja en este tiempo de prueba», indicó la hermana Lilly, una franciscana que es parte de la iniciativa. «Es nuestra responsabilidad unirnos a Dios lo más posible. La oración del Rosario es realmente poderosa. Imploremos a María con gran fe», destacó la monja Thuzar Aung. El padre Gabriel Myint Aung, quien es sacerdote de Mandalay, destacó que «María, la madre de Jesús, nos ayuda a arraigar firmemente nuestra fe en el mundo real».
Explicó que «la oración del Magnificat, que cantamos todos los días en Vísperas, es un grito por la transformación del mundo». «María la canta con absoluta confianza en Dios frente a males como la pobreza, la sed de poder, la injusticia, el hambre. Su canto se convierte en nuestro canto, es el canto de todo cristiano que lucha por un mundo mejor y quiere construir el Reino de Dios. María es nuestra esperanza, con ella recordamos que Dios viene en nuestro socorro. Nos reunimos para rezar a nuestra Madre como Reina de la Paz», enfatizó el presbítero.
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