Misioneros camilianos brindan su apoyo a las familias más necesitadas en Haití, un país que sigue asediado por bandas armadas, con la población exhausta por el hambre y las epidemias. El padre Massimo Miraglio, misionero camiliano párroco en la localidad de Purcine, asiste a los más vulnerables, además de brindar los sacramentos, y en la pequeña iglesia alberga la escuela primaria, una tienda para la guardería y un ambulatorio.
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«La comunidad necesita un acompañante espiritual que viva con la gente y les ayude a llevar el peso del trabajo cotidiano», aseguró el padre Massimo, el único camiliano italiano presente en Haití desde hace más de una década. «La zona está muy aislada y la crisis del combustible impide a la gente llevar los productos de la tierra, su única fuente de subsistencia, al mercado de la llanura», precisó el presbítero, que trabaja desde hace casi 20 años en la misión camiliana de Jérémie, a 200 km de la capital, Puerto Príncipe.
Explicó que en Purcine los servicios religiosos y las lecciones escolares se celebraban bajo una tienda de campaña, y que para llegar a Purcine desde Jérémie, hay que recorrer un trayecto de 3 horas en coche y otras 4 a pie. «Además de administrar los sacramentos y celebrar la Eucaristía. Levantamos una pequeña clínica móvil y pusimos en marcha algunas actividades de apoyo a las familias más necesitadas. También reconstruimos la pequeña iglesia que alberga la escuela primaria, una tienda para la guardería y organizado un pequeño ambulatorio», enfatizó.
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