Peregrinos de diferentes regiones de España van al Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, para venerar el fragmento más grande de la Vera Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, una de las reliquias más importantes del cristianismo. La reliquia llegó al monasterio en el siglo VIII, cuando los moros atacaban otras regiones del país ibérico.
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El relicario en forma de cruz es de plata y contiene un trozo de la viga horizontal izquierda de la Santa Cruz con el orificio del clavo intacto. Pruebas científicas de 1958 aseguran que la reliquia fue realizada con madera de ‘Cupressus Sempervirens’, un tipo de ciprés originario de Tierra Santa. Otros estudios también explicaron que el fragmento de madera tenía al menos 2.000 años. La reliquia fue llevada de Roma a Astorga, en España, por santo Toribio, primer obispo de esa diócesis.
La Vera Cruz fue descubierta por santa Elena, la madre del emperador Constantino, quien hizo del cristianismo la fe oficial del Imperio Romano. Ella ordenó que se cortara el brazo izquierdo de la Cruz y se le diera forma de cruz para que permaneciera en Jerusalén mientras el resto atravesaría el imperio. Durante la Guerra Civil Española, los monjes escondieron la reliquia real y colocaron algunas astillas de madera en el sagrario para engañar a los profanadores.
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