Los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén denunciaron que «la procesión del Domingo de Ramos se ha cerrado a miles de fieles», en su mensaje para la Pascua 2023, al solicitar seguridad para las celebraciones a las autoridades de Israel y el acceso libre a los actos religiosos que cada vez se encuentran más restringidos. Reiteraron que sus lugares de culto sufrieron una oleada de atentados en los últimos meses, muchos de los cuales fueron atribuidos a judíos ultra. Hubo insultos al clero, agresiones físicas a seminaristas, lugares de culto vandalizados, interrupciones violentas de procesiones.
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«En el último año, algunas de nuestras iglesias, cortejos fúnebres y lugares de encuentro público se han convertido en blanco de ataques, algunos de nuestros lugares santos y cementerios han sido profanados, y algunas de nuestras antiguas liturgias, como la procesión del Domingo de Ramos y el rito del Fuego Sagrado, se han cerrado a miles de fieles», explicaron, al indicar que ocurrió «a pesar de cooperar con las autoridades gobernantes y de atender cualquier petición razonable que presenten». Indicaron que la fe de los cristianos en Tierra Santa «sigue siendo puesta a prueba» en estos tiempos «tumultuosos», dado que «sufren cada vez más adversidades».
Exigieron que se garantice «la seguridad, el acceso y la libertad religiosa de la comunidad cristiana residente y de los millones de peregrinos cristianos que visitan Tierra Santa cada año, así como el mantenimiento del Status Quo religioso». Los líderes cristianos de Tierra Santa enfatizaron que la esperanza última se deposita sin embargo definitivamente no en manos humanas, sino en las de Dios, «que es capaz de sostenernos hoy, como sostuvo a los primeros cristianos de Jerusalén hace tantos siglos».
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