Iglesia en Turquía refugia a desplazados por arrasador terremoto

El padre Domenico Bertogli, de 86 años, precisó que su «parroquia permanece en pie», dado que la pequeña iglesia católica dedicada a los santos Pedro y Pablo en Antakya abrió sus puertas para recibir a las familias desplazadas. «Se sienten más seguros, porque la parroquia tiene un jardín que es una vía de escape inmediatamente accesible en caso de nuevos temblores», afirmó el padre Domenico, quien está en contacto con el padre Francis, que le sucedió como párroco.

Iglesia en Turquía refugia a desplazados
Foto: Hatay, Turquía. EFE/El Periódico.

La Iglesia en Turquía refugia a los desplazados por el arrasador terremoto que sufrió el país, el lunes 6 de febrero. El padre Domenico Bertogli, de 86 años, fraile capuchino de Módena, que desde finales de los años 80 hasta 2022 ejerció como párroco de la comunidad católica de Antakya, la antigua Antioquía del Orontes, hoy situada en la provincia suroccidental turca de Hatay, se refirió a la asistencia que la Iglesia brinda en el país. Antakya está a menos de 200 kilómetros de Gaziantep, la zona urbana más cercana al epicentro del terremoto que ha sembrado muerte entre Siria y Turquía.

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«La situación en Antioquía es dramática. Se derrumbaron edificios enteros, mezquitas, iglesias. Hay muertos, hay personas sepultadas bajo los escombros, y en muchos lugares aún no llegó nadie para intentar salvarlas. Hace mucho frío, no hay luz, no hay agua, los hornos de pan están destruidos, las tiendas están cerradas. Las calles, llenas de escombros, son intransitables incluso para los vehículos de rescate. Me dicen que al menos la mitad de la ciudad está destruida o sufrió graves daños, sobre todo en la parte más antigua», indicó el padre Domenico, quien se encuentra ahora en Estambul, pero está en contacto diario con el padre Francis, que le sucedió como párroco de la iglesia católica dedicada a los santos Pedro y Pablo en Antakya.

Bertogli precisó que su «parroquia permanece en pie», puesto que «es un edificio bajo y resistió el impacto de los temblores; sólo la casa de acogida sufrió daños graves». Actualmente, la pequeña parroquia abrió sus puertas para recibir a las familias desplazadas que viven cerca. «Se sienten más seguros, porque la parroquia tiene un jardín que es una vía de escape inmediatamente accesible en caso de nuevos temblores. Los expertos repiten que el movimiento sísmico no terminó. Y el miedo inminente también impide abordar la emergencia con lucidez. Se necesitan alimentos, tiendas de campaña y mantas. Todo es necesario», explicó, al hablar de la labor de la Iglesia en Turquía que refugia a los desplazados.

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