Por Fray Tuk. «GRANDE ES TU FE»
Mt 15, 21-28
Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio». Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos». Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros». Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!». Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.
SAN JUAN CRISÓSTOMO. Homilía sobre el Evangelio de Mateo 52.
GRANDE ES TU FE.
«Mira qué gran parte tuvo la mujer en la curación de su hija. Porque por eso no le dijo Cristo: Quede curada tu hija; sino: ¡Qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo! Con lo cual nos da a entender que sus palabras no se decían sin motivo, ni para adular a la mujer, sino para indicarnos la fuerza de la fe. Y la prueba y la demostración de esa fuerza la relacionó el Señor con el resultado mismo: En ese momento, dice el evangelista, su hija quedó curada… Tanto pudo la perseverancia en la oración. De verdad Dios prefiere que seamos nosotros quienes le pidamos en nuestros asuntos, que no los demás por nosotros. Cierto que los apóstoles tenían más confianza en el Señor; pero la mujer demostró más constancia. Y por el resultado de su oración, el Señor se justificó también de su tardanza delante de sus discípulos, y les hizo ver que con razón no hizo caso a sus pretensiones».