Francisco precisó que «el Espíritu Santo, el Consolador, es espíritu de sanación y de resurrección», durante la homilía de la Misa que concelebró en la basílica de San Pedro por la solemnidad de Pentecostés, el domingo 5 de junio. El cardenal y decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, presidió la Eucaristía aunque estaba previsto que lo hiciera el Pontífice, pero por sus problemas de rodilla tuvo que reemplazarlo el purpurado.
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«El Espíritu nos hace ver todo de un modo nuevo, según la mirada de Jesús. Yo lo diría de esta manera: en el gran viaje de la vida, Él nos enseña por dónde empezar, qué caminos tomar y cómo caminar», enfatizó el Papa, en su silla de ruedas, al referirse al papel del Espíritu Santo en el día a día de la vida de la Iglesia. Reflexionó que «el Espíritu nos recuerda que, sin el amor en el centro, todo lo demás es vano; y que este amor no nace tanto de nuestras capacidades, sino que es un don suyo».
El Espíritu Santo, Espíritu del amor, infunde en nosotros el amor, nos hace sentirnos amados y nos enseña a amar. Él es el “motor” de nuestra vida espiritual. #Pentecostéshttps://t.co/zXlRTfzsnP
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 5, 2022
El Papa Francisco reiteró que la fiesta de Pentecostés es siempre una gran oportunidad para pedirle gracias al Espíritu Santo. «Él, el Consolador, es espíritu de sanación y de resurrección, y puede transformar esas heridas que te queman por dentro… El Espíritu quiere que nos concentremos en el aquí y ahora, porque el sitio donde estamos y el tiempo en que vivimos son los lugares de la gracia», sostuvo.
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