El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, reconoce a la Iglesia Ortodoxa de Macedonia del Norte, tras aceptar «la jerarquía, el clero y el pueblo de esta Iglesia bajo el arzobispo Esteban», en un comunicado, en el que indicó que el territorio canónico de la Iglesia ortodoxa se limitará al estado de Macedonia del Norte. Sin embargo, el estatus de la Iglesia en el derecho canónico ortodoxo no es claro, dado que corresponde a la Iglesia de Serbia resolver las cuestiones administrativas entre ella y la Iglesia ortodoxa en Macedonia del Norte.
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El Patriarcado Ecuménico de Constantinopla sostuvo que la «herida del cisma» queda así curada y se restablece la comunión eucarística, tras enfatizar que el término «macedonio» y cualquier otra derivación de la palabra «Macedonia» quedan excluidos como designación eclesiástica, dado que se reconocería como denominación «Iglesia de Ohrid». La decisión de Constantinopla, luego que el patriarca Bartolomé reconoce a la Iglesia Ortodoxa de Macedonia del Norte, llegó unos días después de que se hiciera público que una delegación serbia con el patriarca Porfirije se había reunido recientemente con una delegación macedonia.
En 1967, la Iglesia ortodoxa macedonia —con la participación activa del régimen comunista de Tito— se separó del Patriarcado serbio, que ya le había ofrecido a los macedonios un «estatuto de autonomía» en 1959. Para la ortodoxia mundial, la nueva Iglesia fue considerada «cismática». En 2002, los obispos macedonios quisieron volver a la comunión con el Patriarcado serbio, pero los políticos de Skopje se lo impidieron. En 2017, la Iglesia ortodoxa macedonia declaró en una carta oficial a la Iglesia búlgara que estaba dispuesta a aceptar a la Iglesia ortodoxa búlgara como «iglesia madre» si antes Sofía reconocía oficialmente la «autocefalia» —independencia—de los macedonios, cuyos esfuerzos se quedaron en nada.
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